
Sense anar més lluny el nostre poble va rebre una d’aquestes injustícies en l’expulsió dels moriscos ordenada pel rei Felip III el 1610, tot i la intercessió de Pedro Manrique, bisbe de Tortosa i virrei de Catalunya. En l'obra de Jordi Nadal, Bautismos, desposorios y entierros, trobem que Tivenys tenia el 100% de matrimonis mixtes entre moriscos i cristians, aquesta expulsió va tenir greus conseqüències al poble, amb una reducció notable d'habitants i sens dubte una reculada econòmica en l'agricultura i en la indústria terrissera, de la qual el poble no es refaria fins avançat el segle XVIII.
En quant a l’allotjament de tropes trobem un escrit a l’Arxiu de la Corona d’Aragó al lligall 239 que explica el següent:
“Tivenys: lo lloch (...) contribueix cada dia a Don Joan de Bastillos, vint sous y a un capità reformat, que may lo han vist, una lliura, dos sous y sis diners; a una alferes reformat vuyt sous y a vuyt soldats cinch sous cadascú...”.

“....Progresos de las armas, miéntras el Velez asistia en Tortosa. Tómas de las villas y pasos de Xerta, Aldover y Tivenys....”
“....los moradores de aquella. tierra, oprimidos de la impaciencia ordinaria, en que son iguales quantos ven perder sus bienes sin poder remediarlo, soltáron muchas razones contra los cabos catalanes: este escándalo y el temor de la causa de él, los puso en cuidado de que podrian ser acometidos en sus mismas defensas: acudiéron luego á engrosar la guarnicion de Tivenys hasta dos mil hombres: sus mismas prevenciones servian de aviso á los cabos Católicos, considerando tambien que los Provinciales determinaban rehacerse, para que saliendo el exército de Tortosa, cargasen sobre ella y ofendiesen su retaguardia. Dispúsose prontamente el remedio, y se ordenó que el Maestre de Campo D. Diego Guardióla, teniente Coronel del Gran Prior de Castilla con su regimiento de la Mancha y algunas compañías de gente vieja y dos de caballos, sus Capitanes Blas de Piaza y D. Ramon de Campo, obrase aquella interpresa. Executóse, mas no con tanto secreto que los Catalanes no recibiesen aviso de algun confidente: parecióles dexar el lugar de poca importancia, y por su sitio irreparable contra la fuerza que esperaban retiráronse á Tibisa un dia ántes de acometerle el Guardióla; pero él creyendo lo mismo para que fuera mandado, aunque no le faltaban algunas señales por donde podia entenderse la retirada, repartió su gente en dos trozos; eran dos los caminos de Tivenys, y aun por junto al rio mandó algunos caballos: tomó con su persona el camino real, formó su esquadron ántes de llegar á la villa, hasta que D. Cárlos Buil, su Sargento mayor que gobernaba el segundo esquadron, se asomó por unas colinas eminentes al lugar. Hizo señal de embestir, acometió, y ganó las trincheras desiertas, y D. Cárlos baxando por la cuesta, peleaba con la misma furia y estruendo, como si verdaderamente el lugar se defendiese; no habia otra resistencia que su propio antojo, porque no creyendo ó no esperando la retirada del enemigo, temian de la misma facilidad con que iban venciendo. Ocupóse la villa, y se dexó de allí á pocos dias.”
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